Por Arelí Santillán Bonilla (asesora educativa de IAE, AC.)
En la actualidad, no existe ningún docente que no reconozca que tener un buen ambiente de trabajo, favorece el aprendizaje de los estudiantes. Desde siempre, una forma de lograrlo es a través de la participación lúdica en las actividades didácticas. El juego es una herramienta importante para la educación en muchos aspectos, pues no solo hace más asequibles los contenidos en una forma amable y divertida, sino que desarrolla capacidades de convivencia social y participación social saludable, tan necesaria en nuestros días.
Si el juego siempre ha existido como una forma de trabajo en las aulas, ¿qué novedades aporta la gamificación que hoy se propone? La gamificación, es un término que se acuña del inglés GAME, y la novedad que implica, es que incorpora los elementos, diseños y conceptos de los video juegos o aplicaciones para jugar en dispositivos electrónicos.
La gamificación en el aula, trae consigo los beneficios de los videojuegos, sin duda LA MOTIVACIÓN es uno de los principales, pero otros son: concentración, participación, colaboración, interacción con los contenidos de aprendizaje de forma intensiva, atención, desarrollo de habilidades sociales, desarrollo de capacidades sensoriomotoras, entre otros.
¿Cómo llevar a cabo la gamificación en el aula? Si bien, es necesario considerar que es relevante incluir alguna aplicación o recurso de la tecnología, la gamificación puede llevarse a cabo sin ella, considerando los siguientes pasos:
- Establecer una meta, objetivo o tarea a completar: este aspecto debe estar totalmente relacionado con el propósito de aprendizaje, y a su vez con la meta final del juego. Por ejemplo, el propósito de aprendizaje puede ser aprender a realizar sumas de dos cifras, pero el propósito del juego, rescatar a una princesa.
- Crea un escenario, historia o entorno para dar contexto al juego: este escenario puede ser muy sencillo, como un juego de feria, pero también complejo con varias escenas, etapas o niveles, en un castillo, con diferentes momentos, entre otros. Hay tantos escenarios posibles como la imaginación de los docentes y estudiantes se lo permitan: la caza de un tesoro, una guerra, la organización de un jardín, una cocina en casa, un juego en televisión tipo Jeopardy, preguntados, una ruleta, y muchos más.
- Si es necesario, presentar las reglas del juego: etapas, caminos, laberintos, mecánicas de participación, y sobre todo la meta final del juego a la que debe llegar el participante (rescatar a la princesa, atinar a todas las respuestas, etc.). A veces basta con abrir el juego para saber qué hacer (por ejempl, en un quizz tipo test con opciones de respuesta, sabemos que debemos elegir la correcta), pero en ocasiones es necesario explicar las rutas, las numeraciones, los castigos, entre otros.
- Establecer la forma de participación: individual, parejas, equipos. En el juego esto hace que los alumnos aprendan unos de otros, pero didácticamente también nos permite establecer algunos refuerzos, tutorías, ayudar a los estudiantes tímidos, superar obstáculos emocionales entre otros. Los juegos simples como contestar un test o encontrar palabras en una sopa de letra, sirven para contenidos sencillos o declarativos. Pero los juegos de rol, son más complejos y nos sirven para abordar temas más profundos, por ejemplo, en un escenario de vikingos, los estudiantes pueden pertenecer a tribus diferentes que se enfrentan por un banderín, pero también pueden ser equipos que hacen tareas complementarias: construir barcos, cuidar la cosecha, ir a la guerra, y comprender así, como es que históricamente han sido importantes las formas de gobierno. Asimismo, se debe considerar el tiempo, algunas aplicaciones para crear juegos educativos ya poseen cronómetros para los juegos, pero la mayoría de las veces los docentes debemos tener mucha claridad al respecto para el manejo adecuado de la sesión de clase.
- Crear incentivos que lograrán poner interés en el juego: recompensas, castigos, trampas, insignias, trucos, desafíos extra, ayudas mágicas, entre otros. Estos son justamente los recursos que nos traemos del mundo de los video juegos a esta estrategia, así que si nunca ha jugado algún juego de este tipo lo invito a hacerlo para familiarizarse con estos elementos. Es interesante que estos recursos los podemos o no asociar a las calificaciones, pero sin duda, es más importante asociarlos a los contenidos que deseamos que los estudiantes logren obtener.
- NO perder de vista que el CONTENIDO del juego es lo que queremos que aprenda el participante. Debemos tenerlo preparado y revisar que se cumpla el propósito de aprendizaje. Ya sea que trate de preguntas tipo test, sudoku, bloques, memoramas, retos u otros, se debe considerar que éstos cubren los propósitos, procesos, normas, conceptos, relaciones, que deseamos que el estudiante aprenda.
- Por último, tomar en cuenta qué cierre tendrá la actividad: ranking, premiación, repetición del juego, reto final, llegada, etc. No hay nada más frustrante que terminar un juego y no saber quién ganó, o si logré cumplir con la misión. No olviden que si bien, el espíritu competitivo incentiva la motivación y participación, también es importante la competencia sana, hacer sentir a los jugadores que todos son importantes y se diviertan, y no solamente obsesionarse por quedar siempre en los primeros lugares.
Te invitamos a estar pendientes de nuestras publicaciones para que conozcas ejemplos y aplicaciones de cómo llevar a cabo esta estrategia didáctica en tu salón de clases.
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