Sin duda, el COVID nos ha mostrado que la educación desde antes de la pandemia, ya era híbrida: tenemos escuelas rurales y multigrado con múltiples formas de organización, contextos urbanos multivariados, con diferentes niveles de acceso a recursos bibliográficos, Internet, infraestructura, medios de transporte y comunicación, diferencias entre la formación de los docentes, entre otros más. Pero un asunto donde todas las escuelas sufren para la administración, es el manejo del recurso TIEMPO.
El tiempo escolar nunca parece suficiente para abordar todos los contenidos que se proponen en el currículo, y tampoco para favorecer de forma equilibrada los aspectos academicistas, versus el desarrollo personal y social a través del arte, la educación física y el desarrollo socioemocional. Tradicionalmente, incluso, se dedica más tiempo de carga horaria a las matemáticas y a la lengua, que a las otras áreas académicas, privando a los estudiantes de estímulos reales para interesarse de forma profesional en las ciencias, en las artes o deportes.
Pero la pandemia nos ha mostrado con creces y ejemplos ineludibles, que realmente debemos favorecer la formación integral de los estudiantes que tanto se pregona en planes de estudio a través de una mejor distribución del horario, que es igual de relevante desarrollar el pensamiento matemático, como la resiliencia o la capacidad de disfrutar la música. Que la mente humana requiere de todos estos aprendizajes para realmente participar de forma saludable en la comunidad y contar con la formación básica para mejorar la calidad de vida.
Y tu escuela, ¿cómo se prepara para el manejo del tiempo tras la pandemia? Veamos algunos otros factores relacionados con este factor.
VOLUNTARIO
Una de las situaciones en el control del tiempo es que el regreso a clases es voluntario, por tanto, ¿en qué horarios se atenderán a los estudiantes que sí asisten a clases, y en qué horarios se atenderá a los que siguen tomando clases a distancia? ¿Deberá ahora el maestro preparar clases “a demanda”, con diferentes contenidos, avances y niveles?
Sin duda, es un gran reto generar espacios comunes, tanto para los estudiantes que pueden estar presencialmente, como los que no, y eso dificulta aún más este equilibrio de contenidos disciplinarios y de formación integral que ya se han mencionado.
Ahora los directivos escolares se encuentran realizando consensos para lograr acuerdos con los padres de familia y trabajar en horarios que convengan a todos, pero también habrá que preparar alternativas para estudiantes con familiares enfermos, alumnos con menores herramientas de conexión en línea, u otras situaciones específicas que se presentan en cada centro educativo.
Y en nivel secundaria, ¿cómo se lograría que todos los maestros puedan cubrir su carga horaria con tantas asignaturas?
HÍBRIDO
La palabra híbrido como hemos podido advertir, puede adquirir muchos significados, pero en el contexto particular de la pandemia, nos muestra la cara del trabajo presencial, y el que no lo es. Los expertos en educación en línea (e-learning) señalan además que tampoco tiene las características de esta modalidad.
Los profesores, alumnos y padres de familia, han echado mano de los recursos a su alcance, y sin ser realmente modalidad a distancia o en línea, se han construido diversas formas de seguir en comunicación, perdiéndose incluso muchas de las ocasiones también el proceso didáctico de enseñanza, y siendo éste solo un intercambio de información y actividades. ¿Cómo recuperar esos tiempos de enseñanza? ¿De qué forma se debe distribuir el tiempo en actividades en línea, autónomas, en familia y casa, en la escuela, en el celular, en la tableta, en reuniones sincrónicas (Zoom, Meet u otro similar), en los libros de texto, los programas de televisión?
Sin duda, nos enfrentamos a un manejo del tiempo didáctico totalmente nuevo y multivariado, y rompe todos los esquemas que nos ayudaban a favorecer el aprendizaje. Tendremos que construir líneas del tiempo en el ejercicio de la enseñanza con soluciones diferentes e inéditas.
A FAVOR DEL APRENDIZAJE
El tiempo también es un factor relevante en los procesos cognitivos, mentales y emocionales que cada estudiante atraviesa al adquirir aprendizajes. ¿A través de la cámara y las pantallas, qué tanto tiempo realmente se concentra un estudiante?, ¿el tiempo escolar debe ser el mismo en la pandemia, si en la casa no cuenta con las condiciones del aula?
Los contenidos del currículo, de por sí, han de sufrir transformaciones del saber disciplinario-erudito al saber escolar-enseñado, donde evidentemente “economizamos” pasos o momentos, para adaptar a las aulas y los ciclos escolares, muchas veces en detrimento de una construcción real de conocimientos o competencias. El confinamiento ha agravado esta situación, no podemos en muchas ocasiones modelizar, participar en juegos, trabajar en colaboración, debatir, revisar los errores, generar alternativas de solución, entre otros recursos de asistencia que el maestro utiliza en las aulas, y que puede realizar solo en una intervención directa.
A ello se suma, que el encierro de la pandemia, ha modificado de manera significativa los tiempos de vigilia y sueño, dinámicas internas de la casa para estudio, trabajo (Home office), entretenimiento y consumo de alimentos. Los adolescentes, por ejemplo, sufren para realizar las tareas de forma autónoma, acumulando tareas sin entregar, y que de por sí en tiempos de educación presencial es difícil (la mayoría de las escuelas en el país tienen horarios matutinos muy temprano, y está demostrado que el adolescente necesita un horario más bien vespertino para poder concentrarse). Por su parte, los preescolares y primarios, no siempre pueden recibir el apoyo de los adultos para elaborar algunas actividades, pues sus horarios de clase coinciden con el tiempo de trabajo, y en esta pandemia ni siquiera cuentan con rutinas que les ayuden a tener tiempos específicos dedicados a la escuela.
La pandemia nos ha ayudado a reflexionar en lo que realmente es clave para la enseñanza, y podemos advertir, que también es momento de pensar en un manejo del tiempo más efectivo y amable para el aprendizaje.
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