Por Arelí Santillán
Cada que un maestro imparte una clase, en su mente se proyecta una película de lo que deberá ocurrir en el salón de clases. Los actores de esa película no solo son los alumnos, sino sus materiales, el espacio mismo del salón, los libros, y todas las posibilidades de historias: desde que se enganchen en la situación didáctica planteada, hasta que el reto les parezca aburrido y termine “obligándolos” a realizar las actividades.
Cuando un maestro tiene mucha práctica piensa qué actividades realizará ese día mientras camina o conduce a su escuela. También hay quienes son tan comprometidos que extienden sábanas de papel y libros, computadora y materiales en la barra de la cocina, en la cama, en el comedor al elaborar una planeación. A veces, ambos estilos, dando resultados similares. ¿Entonces cómo y para qué planear una clase?
Lo cierto es que planear es un ejercicio intelectual arduo, y para muchos profesores, es más un proceso administrativo que pedagógico. En la tan criticada evaluación del desempeño, muchos enfrentaron el hecho de cumplir requisitos y se preocuparon mucho por cubrir las normas, y dejaron a un lado su propia experiencia y saberes.
Lo más interesante, y a la vez estresante para los docentes, fue que no se les diera un formato a llenar, ¡ser libre implica usar bien esa libertad, y eso puede confundir a muchos! Si se tratara de llenar formatos, bastaría con descargar uno de Internet ya con la información que se espera…pero de lo que se trata, es de lograr que cada uno de nuestros alumnos avance en sus conocimientos y capacidades. Bueno, pues pongamos algunos puntos sobre la mesa, de lo que no debe faltar en una planeación didáctica, para que realmente la podamos usar en el aula como una guía de trabajo y lograr los aprendizajes esperados que marca el programa de estudios:
- EL DIAGNÓSTICO no debe ser solo una entrevista de rutina que guardes en el archivo o expediente del alumno. Debe servirte para que sea un punto de partida, tomar en cuenta los intereses, el desarrollo y el contexto de los estudiantes. Si por ejemplo, son alumnos que ya deberían saber leer, pero aún no lo logran, esta información será valiosa para analizar la REALIDAD del aula, y tomarla en cuenta. Esta información no es el pretexto para decir: “ven, con estos alumnos y estas condiciones, es casi imposible enseñar”, sino que nos permite ser honestos con la situación y trabajar en ella.
- EL MÉTODO, significa seleccionar qué orientación general le darás a una secuencia completa de trabajo. Hoy en día, debido a la naturaleza y enfoque de los programas de estudio, es poco recomendable ver lecciones aisladas por hora, por día o por jornada (trabajar de forma tradicional). Lo conveniente más bien es plantear un hilo de actividades (secuencia) que les conducirá a obtener un resultado o producto, mediante un proceso específico. Las ventajas de trabajar de esta manera, es que permite abordar de manera integral y global las capacidades de los alumnos, y por tanto se estará cumpliendo con el enfoque actual de enseñanza. Entre los métodos más comunes en los programas vigentes están: trabajo por proyectos, resolución de problemas, estudio de casos y talleres.
- LAS TÉCNICAS DIDÁCTICAS, son los pasos que conformarán una secuencia, es decir las actividades que hilvanadas le dan sentido a la secuencia general. Según el tipo de conocimiento que se esté abordando, hay actividades que son de lápiz y papel, otras exigen el uso de alguna herramienta y por tanto son más prácticas, y en todas, se debe pensar qué deseamos que realice el estudiante por sí mismo, de manera autónoma, y cuáles más bien conviene que las haga junto con otros compañeros para compartir, debatir, comparar.
- LOS MATERIALES, son muy importantes porque permiten concretar las tareas a realizar, la manipulación desata procesos cognitivos relevantes y pone en acción la solidaridad, la colaboración, organización y empatía para su correcto uso y consecución de lo que se está construyendo o resolviendo.
- LOS MOMENTOS Y CRITERIOS DE EVALUACIÓN, durante las actividades los alumnos despliegan muchas acciones, razonamientos y habilidades, por lo que el foco de aquello que deseamos verificar que logra entender, adquirir o desarrollar, es lo establecido en el programa de estudios, el propósito o aprendizaje esperado. Por tanto, debemos usar un instrumento de evaluación que nos ayude a valorar los avances y los retos.
Todas estas herramientas son indispensables para cada profesor, y es necesario que lea bibliografía sobre todos estos temas implicados y se informe para mejorar sus estrategias acerca de: trabajo en equipo, etapas del desarrollo infantil, uso de materiales multimedia, planes de trabajo en el aula, métodos didácticos, psicología, entre muchos otros temas más.
Pero sobre todo, requiere de mucha imaginación, dejar correr la película en la mente de lo que sucederá en el salón de clases, darle un papel protagonista a cada niño y proponer muchas tramas interactivas y posibles finales. Debe atreverse incluso a aprender junto con los alumnos, abandonar la seguridad, y volver a sentirse aprendiz, indagar, preguntar, investigar, dar y recibir afecto de los estudiantes en este proceso, y dejar de ser el director de escena o productor, para convertirse en otro personaje más que se equivoca, duda y elige, y por qué no, que se divierte.
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