AUTONOMÍA EN EL APRENDIZAJE: CREAR RETOS PARA RESOLVER

Hemos creado alumnos dependientes, que nos preguntan de forma constante con qué color de pluma escribir, y si pueden o no salir al baño. Al realizar una tarea o ejercicio, pasan dos minutos, y quieren saber “¿voy bien profe?”, porque saben que la aprobación de parte del maestro es fundamental para pasar la materia, pero ¿es fundamental para aprender?

retos_fases2Ahora están en casa solos, y si no existen instrucciones precisas por parte del maestro a la distancia, se sienten abandonados, y los padres molestos por no recibir el “paso a paso” de cada tarea. Según la edad de cada estudiante, esta relación con el docente, incluso puede ser similar a la de sus cuidadores directos (padres, tutores), pues se espera una devolución no sólo de los avances de aprendizaje, sino afectiva.

¿Cómo fomentar la independencia y al mismo tiempo guiar a los estudiantes?, ¿ser los “facilitadores” de su aprendizaje y trabajar en que sean “responsables de su propio aprendizaje”? Como muchos profesores lo saben, crear situaciones de aprendizaje de esta naturaleza implica una gran habilidad de planificación didáctica, de manera que se puedan crear escenarios donde el alumno ponga en juego las habilidades y capacidades que ya posee, pero al mismo tiempo pueda acrecentarlas enfocadas en el aprendizaje esperado o propósito educativo que marca un programa, y considerar además que, cada alumno tiene un estilo y ritmo de aprendizaje particular.

Proponer consignas o retos, tareas, actividades, que el alumno pueda resolver por sí mismo es quizás una de las habilidades docentes más importantes hoy en día. Se trata de plantear propuestas donde el estudiante practique uno de los pilares más relevantes: aprender a aprender. Para ello, tal vez debamos recordar que las personas no sólo aprenden en la escuela sino en todo momento en la realidad en que participan, y recordar cómo es que aprenden las personas, para de esta manera, obtener muchos posibles ejemplos de cómo aprenden los sujetos, y utilizarlos para favorecer la planificación didáctica. Es decir, recolectar los principios de las teorías de aprendizaje, y aplicarlos en las tareas que diseñaremos para los estudiantes.

Recordaremos algunos de los principios de las teorías de aprendizaje del constructivismo social, para considerar que deben estar presentes de alguna manera en nuestros diseños didácticos:

  1. Se obtiene autonomía en el aprendizaje, cuando el estudiante es capaz de recuperar lo que ya sabe para resolver o aprender algo nuevo.
  2. El intercambio entre pares favorece la comprensión profunda de las temáticas que se discuten o los ejercicios que se pretenden resolver.
  3. Es importante hacer saber al estudiante el propósito u objetivo a alcanzar con claridad, y además hacerlo con altas expectativas de que puede lograrlo.
  4. Presentar modelos, ejemplos similares, demostraciones, ayudan al estudiante a comprender los posibles caminos en los que puede participar.
  5. Es importante contar con momentos de reflexión del recorrido que se está realizando para aprender (metacognición) para poder hacer ajustes si es necesario.

Cabe señalar que estos no son pasos a seguir para el diseño didáctico, depende de la actividad a realizar, y el momento de aprendizaje, podemos utilizar algunos y en diferente orden. Lo que no podemos soslayar, es que el docente tiene que abstenerse de ser indicativo (dar órdenes y pasos todo el tiempo), pues con esa actitud, lo que comunica es: “mejor te digo qué hacer, porque no confío en que podrás hacerlo tú solo”. Y no permitir al estudiante que se equivoque sin sanciones o consecuencias en su calificación (que se deben sustituir por reflexiones), es comunicar: “lo que me importa es tu resultado, no tu proceso de aprendizaje” (entonces mejor copiarle a alguien que sí entienda).

De manera práctica, elaborar este tipo de retos significa (algunas recomendaciones):

  1. Elaborar consignas complejas de resolver, pero claras en sus instrucciones, de manera que realmente constituyan un reto. Ejemplo: en lugar de “Martha y Pedro tienen 20 canicas, y las deben repartir entre los dos, ¿cuántas les tocan a cada uno?”, mejor “Martha y Pedro tienen 20 canicas y las quieren repartir, ¿de cuántas formas podrían repartirlas aunque no les toque el mismo número de canicas?”
  2. Esto nos lleva a que además de ser claras y complejas, deben ser abiertas, no cerradas. Por ejemplo: en lugar de “Explica los tres antecedentes de la Revolución Mexicana que se mencionan en el texto”, mejor “Explica las razones que tú tendrías para participar en la revolución si fueras un campesino”.
  3. Procurar la participación entre pares, tanto de elaboración como de revisión de tareas a realizar. Por ejemplo, en lugar de “Envía tu tarea para que la califique el maestro”, mejor “Envía tu escrito a tu compañero y permite que le haga tres mejoras a tu redacción”.
  4. Regañar o reprobar al estudiante porque no hizo la tarea como la esperábamos sin darle alguna pauta o modelo, puede ser incluso injusto. Por ejemplo, en lugar de “Escribe con argumentos tomados del texto tu respuesta”, mejor “Completa estas frases donde se inicia con un argumento tomado del texto”.

Estas recomendaciones, además deben adaptarse al conocimiento que tenemos de nuestros estudiantes. Pues en los ejemplos que se muestran, pueden estar rebasados o poco adecuados a las edades, capacidades, situaciones familiares, de recursos, entre otros. La constante debe ser que las actividades estén diseñadas para generar capacidades, y no solo para ser espectadores de buenos recursos elaborados por el docente.retos

Si a ello sumamos, que el reto sea divertido y lúdico (gamificación del aprendizaje), estaremos dando un paso hacia una mayor significatividad, y por tanto mayor retención y comprensión del aprendizaje.

Author: Innovación y Asesoría Educativa AC

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