Anfitrión de la estancia representando a IAE A.C.: Ma. Del Carmen Lucero Aguilar Baranda.
Apoyo en la transcripción: Laura López Medina.
Como parte de las actividades de Innovación y Asesoría Educativa, A.C., se promueven intercambios de experiencias entre profesores de escuelas de diferentes entidades del país. En este intercambio, maestros de Baja California Sur fueron invitados a compartir sus saberes en Tepoztlán, Morelos. Exponemos parte de ese trabajo con la finalidad de reconocer la labor de los profesores, y también de enriquecer el trabajo de los docentes lectores.
Actualmente soy Maestro de 4º “B” en la primaria “Jerónimo Ahumada Armenta”. Estudié en la Benemérita Escuela Normal Urbana “Profr. Domingo Carballo Félix” Licenciatura en Educación Primaria. Tengo 10 años de servicio, nueve de ellos los he disfrutado en la escuela “Jerónimo”. Tengo varios diplomados, muchos cursos, talleres y he asistido a muchas conferencias relacionadas a las personas con discapacidad; pero lo que más me ha ayudado en mis aprendizajes es compartir mis casos con el maestro Alfredo Barrientos, mi compañero.
Él ha participado en otros talleres y diplomados, siempre aplicamos las estrategias que aprendimos y mucho más. Hace más de tres años asistimos juntos a capacitaciones sobre niños autistas (porque llegó a la escuela un niño llamado Uriel y en los siguientes años podría ser mi alumno); todo el colectivo docente y algunos de asignaturas especiales tomamos capacitación de una semana, además asistimos a un taller de cuatro días de detección y características de niños autistas en San José del Cabo. También asistimos al 5to. y 6to. Congreso Internacional de Autismo y A.B.A. en donde además de las diversas conferencias con especialistas se pudo participar en los talleres.
Me incorporé a los relacionados con el desarrollo de motricidad fina en personas con autismo. A La Paz ha venido a dar conferencias dos veces la Dra. Ivonne Hernández, experta en autismo en los Estados Unidos. Toda la escuela asiste y hemos hecho muchas preguntas, de ella hemos recibido buenas orientaciones. También en el Estado de Baja California Sur se han llevado a cabo cuatro Foros Internacionales de Educación Básica y Normal con duración de tres días (jueves, viernes y sábado). Junto con mis compañeros de la escuela he asistido a los talleres que están relacionados con el enfoque de inclusión y equidad educativa.
Hace cuatro años teniendo yo 4º grado me llaman a la dirección para decirme: “tengo un angelito para usted”. Vi a Héctor con su IPad jugando. Antes yo decía a mis compañeros: “todos tienen niños autistas, ¡menos yo!”. Ahora me llegó el mío y ¿qué acciones voy a hacer con él?
Esto fue a media mañana; el niño se fue con su mamá y me quedé pensando cómo iba a sensibilizar a los niños acerca de Héctor. Les comencé a hablar sobre el autismo, más o menos qué características tienen en los niños. Al día siguiente, la mamá me dijo que iba a estar siempre pendiente del celular y que cualquier cosa iba a contestar. Me sorprendió y dije: a lo mejor tiene desconfianza de que me va a dejar al niño.
Llevé al niño al salón y una niña lo reconoció porque estuvo en otra escuela con él y me dijo: “¡Ah! es Héctor, profe”. Respondí que sí, que era él, “es autista, Rosita”. “Ahorita va a preguntar por su mamá” y dicho y hecho, cinco segundos después me dijo: “¿Y mi mamá?” Y yo: “en tu casa”. Otros cinco segundos después: “¿Y mi mamá?” – “En tu casa”- Y él: “Y mi mamá y mi mamá…”. Entonces la alumna Rosita me dijo: “Usted le tiene que hablar a su mamá para que venga por él”. Respondí: “pero, ¿por qué?” – “Es que él pide por su mamá”, contestó Rosita con tono de preocupación– “No, pero se tiene que quedar en la escuela” –“No profe, es que en cuanto preguntaba por su mamá en la otra escuela le hablaban a su mamá y ella se lo llevaba”.
Quedamos en el acuerdo que como nosotros somos de tiempo extendido, salíamos a las 14:30, que él la primera semana iba a salir a las 12:30 para que se acostumbrara a la escuela. Entonces, durante la semana me empecé a dar cuenta que la frase de “y mi mamá” no era porque él quisiera saber de su mamá, sino que era que quería platicar conmigo. Como que entendía que era la comunicación de uno y uno. “¿Y mi mamá?” y yo le respondía y, me volvía a preguntar “¿y mi mamá?”, es decir: yo te digo algo, tú me dices algo y yo te voy a volver a preguntar algo, pero no tengo la capacidad de decir otra cosa más que: “¿y mi mamá?”.
Poco a poco, como lo senté a un lado, empecé a ver los juegos que tenía en el IPad y me dije ¿de qué manera trabajo la motricidad? No agarraba un libro, un cuaderno ni realmente escribía porque no accedió a la lectoescritura. Entonces dije: pues ¡por medio de la Tablet!
Descargué actividades en mi celular y ahí te van letras, conteo y todo por el celular. Su vocabulario se empezó a ampliar y los niños empezaban a jugar con él, a platicar con él y cuando le indicaba “llévale tal cuaderno a tal niño” para que él los empezara a ubicar, le preguntaba: “¿cómo se llama, ¿cómo te dije?” y poco a poco se fue adecuando más al grupo.
Lo más importante que logré fue ampliar su vocabulario y la integración social. El niño tenía su lunch y no convivía con nadie. Se tomó la decisión que ya era tiempo que Héctor comenzara a comprar sus alimentos en la cooperativa. Se inició platicando con la señora de la cooperativa sobre las características de Héctor. Primero salía con él cinco minutos antes del recreo para que él escuchara el menú y decidiera; posteriormente un alumno lo acompañaba y ya por último él sólo iba en el mismo horario que sus compañeros. Este proceso duró alrededor de seis meses.
Pasado ese tiempo él empezó a ir a la cooperativa solo; a tal grado de independencia ha llegado que la señora de la cooperativa le dice: “hay esto y esto”. Él decide, da el dinero y espera su cambio, ya sabe cuántos pesos le tienen que sobrar porque regularmente casi siempre pide lo mismo.
En los primeros festivales la mamá preguntaba: “profe ¿va a haber festival mañana? –“Sí” –“Héctor, entonces no viene mañana” –“No, sí viene, sí va a participar”. Los padres de familia deciden el vestuario. –“Señora no se le olvide el vestuario” –“No, es que Héctor no va a participar” –“Sí va a participar, sí va a bailar”. Y como dice el maestro Alfredo; era la primera vez que yo participaba en un festival, me tuvieron que poner el disfraz de duende a mí también y bailaba atrás de él, moviéndolo porque él no seguía la coreografía.
Dos meses después, fue el siguiente festival, yo bailaba a su lado porque seguía mis pasos. En el otro festival él bailaba absolutamente solo, sin que nadie lo estuviera acompañando; lógicamente no sigue la coreografía ni la letra, pero sí hacía a grosso modo toda la secuencia que tenía que desarrollar.
Esos son los resultados que he tenido, la autonomía de Héctor se puede expresar en toda la escuela, los niños juegan con él porque siempre se sienta en una banquita que está afuera del salón de la maestra Karely. Los niños pasan, se sientan con él, comen, desayunan con él, a él le encanta hablar de los Vengadores, esa película se la sabía completamente; ahorita tiene su época del Chavo, todo lo del Chavo lo dice y lo repite.
Ha mejorado su motricidad. No corría, en clases de Educación Física él se quedaba junto al maestro, afortunadamente asistimos a una capacitación en Guanajuato y vimos la materia de motricidad con un experto de Argentina. Tomé nota de tips que nos dieron resultados positivos, que se implementaron entre el maestro de Educación Física y yo. Uno de los tips fue hacer un circuito con obstáculos que se le pudieran presentar en su vida diaria; como por ejemplo, pasar por debajo de algo para que aprenda a saber qué tan alto es su cuerpo y si necesita inclinarse poco o mucho; también me recomendó unas rutinas para que al desplazarse apoye todo el pie y no sólo las puntas como es característico en los niños autistas. De esa forma podrá prevenir tropiezos y posibles luxaciones del pie. Ha mejorado mucho en cuestión de motricidad y ha logrado mayor interacción social.
Fue elegido como candidato para Rey del día del niño por sus compañeros. No ganamos, pero participamos.
Lamentablemente todavía no tenemos una educación tan avanzada en los siguientes niveles educativos en el Estado. En la generación pasada él salió de sexto año y en secundaria no encontramos quién lo pudiera atender. La señora, desesperada, pidió que Héctor regresara a la escuela y lo tengo nuevamente yo en mi salón -a pesar de que no es alumno de la escuela-. Para todos nosotros sigue siendo parte de la escuela y justo ahorita estamos haciendo preparativos porque la familia tiene una ferretería y yo les comentaba que podíamos hacer adaptaciones para que él fungiera como un empleado más y que pudiera con los años irse desarrollando en la ferretería de la familia. Como se va a quedar el negocio para él cuando sea mayor eso le puede servir para su crecimiento.
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