Por Miranda Guerrero y Arelí Santillán
ENTREVISTA REALIZADA A LA MAESTRA OLINCA MOO HOIL, ASESORA TÉCNICO PEDAGÓGICA DE MATEMÁTICAS EN EL NIVEL DE PREESCOLAR EN CAMPECHE, Y COLABORADORA ACTIVA DE INNOVACIÓN Y ASESORÍA EDUCATIVA, A.C.
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¿Cuán cierta considera la frase evaluar para aprender?
Me parece que es el “ideal” que esperamos alcanzar, plasmado en programas, libros y demás. Pero ello no implica que sea una realidad tangible aún. Que evaluar nos sirva no solo para mejorar los aprendizajes que estamos promoviendo en nuestras aulas de clase sino que nos sirvan para aprender a ser mejores profesionistas, a un mejor desempeño, a aprender y reaprender nuestras estrategias sigue siendo tema de apoyo y acompañamiento por quienes tenemos la tarea de la asesoría. Ante las necesidades de evaluación que presentan los docentes en las aulas, por mi experiencia en la observación de las prácticas; aun estamos muy lejos de “evaluar para aprender”
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¿Considera realista que un maestro pueda personalizar su modo de evaluación según las necesidades de cada alumno?
Creo que dadas las características de las aulas mexicanas, o por lo menos las de mi entorno, algunas con más de 30 alumnos, eso sería totalmente imposible; de hecho aun presentamos carencias básicas del proceso de evaluación como tal, donde los docentes aun no concretan un uso de instrumentos o presentan dificultades para la toma de registros sistemáticos que les sirvan como verdaderas evidencias para elaborar juicios y valoraciones en los momentos de corte; por lo que pensar en personalizar de acuerdo a las necesidades de cada alumnos aun está lejano a la realidad. Que sería óptimo, claro que si, pero aún quedan pendientes en el tema de evaluación en las aulas; así que pienso que nos falta camino para llegar a ese punto.
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¿Qué estrategias de evaluación le han parecido más exitosas en su vida como docente?
Con la técnica de la observación, que es la utilizada por excelencia en el nivel preescolar, y el uso de los instrumentos como el diario de la educadora, la guía de observación por ejemplo son los que mejor apoyan el tipo de evaluación cualitativa que se lleva en el nivel.
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En su opinión, ¿cuándo es más pertinente optar por la observación sistemática o asistemática?
Desde mi experiencia, tanto docente como observadora de clases en mi función de asesor técnico pedagógico, la observación sistemática es la que permitiría un mejor orden, sobre todo, resolver muchísimas de las dificultades que presnetan las educadoras al momento de evaluar; puesto que permite definir los propósitos a observar y de esta forma una mayor claridad acerca de lo que registrarán.
Por desgracia la que se vive y observa más recurrentemente en las aulas es la asistemática: las educadoras anotan todo de todo, lo que escuchan, lo que ven, de diversos campos, etc. Manejan infinidad de información que posteriormente dificulta su labor al organizarlo y tratar de interpretarlo para hacer valoraciones. Este es uno de los principales problemas en las aulas por lo que una observación sistemática desde mi perspectiva sería una mejor opción.
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¿Qué consejo daría para evitar cualquier tipo de juicio durante registro anecdótico u otro instrumento de evaluación?
Apegarse a registrar lo que hace y dice el alumno en el momento de la experiencia, en interacción con sus pares, etc. Ya sea en el momento mismo de la actividad de ser posible o al finalizar la clase pero no dejar pasar más tiempo; debe hacerse con la vivencia aun fresca; puesto que dejar pasar días, como por ejemplo en la redacción del Diario, puede provocar la inminente suposición ante el olvido de los hechos de manera detallada; olvidamos rescatar lo importante. Más aún si no hemos definido lo que queremos registrar, si la observación es asistemática.
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¿Cuál es el instrumento de evaluación que ha creado mayor rechazo entre el alumnado y por qué?
En el nivel educativo preescolar, han sido las “Preguntas sobre el procedimiento” como instrumento de evaluación de la técnica del desempeño de los alumnos el que resulta de mayor rechazo por los alumnos cuando esas preguntas no están del todo bien planteadas o por el contrario resultan demasiadas; los niños de entre 3 a 5 años no logran una atención tan prolongada cuando el diálogo no resulta de su interés o no les permite participar; y este es el principal error al utilizar este instrumento, las maestras esperan escuchar ciertas respuestas más que usarlo como una exploración de lo aprendido, si hubo apropiación de conceptos, procedimientos y una reflexión de la experiencia. En ese sentido, es un mal empleo del instrumento.
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¿Existe algún método de retro alimentación entre docente sobre sus instrumentos de evaluación?
Debiera ser el espacio del Consejo Técnico, pero en la experiencia real se termina por “cumplir” con la guía de sesión más que una reflexión sincera de la cotidianeidad de sus aulas y más aún de sus experiencias de evaluación de los aprendizajes. Este “cumplimiento” únicamente resulta en una reflexión bastante superficial pues muchos colectivos lo viven como un llenado administrativo al sentirse envueltos en actividades o acciones tan lejanas a su realidad, tan generalizadas. Sería interesante emplear estos tiempos para intercambiar, dialogar, discutir y aprender en colectivo sobre cómo evalúan a sus alumnos partiendo de sus verdaderas vivencias; con una conducción más natural, guiada por el propio colectivo, en el camino que la propia discusión profesional vaya originando, con un análisis mucho más humilde y profundamente honesto emanado de realidades diarias.
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¿Considera pertinente explicar a los padres de familia con qué instrumentos de evaluación serán calificados sus hijos o no?
Me parece que sería un muy buen paso para sensibilizar a los padres de familia acerca de las prácticas y el sentido de la educación preescolar; la seriedad o responsabilidad con las que se tome la escuela parte del mensaje que transmitimos a los padres de familia; acercarlos siempre será una buena opción.
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¿Piensa que los libros de texto ofrecen buenas actividades para realizar evaluación a los alumnos?
En la educación preescolar creo que no; tenemos material para trabajar, como el libro “Mi álbum” y otros como juegos didácticos como “Alfabeto móvil”, “Cuadrados bicolores” “La gran carrera” etc; que en realidad se usan con suerte para completar secuencias didácticas en sus mejores utilidades; sin embargo no considero que la perspectiva desde la cual las abordan las maestras sea evaluativa.
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¿Alguna vez le han impuesto alguna estrategia de evaluación? De ser el caso, explique el por qué pasó esto.
En mi experiencia docente no, en realidad este tema de evaluación en el nivel educativo es un tema del que muchos hablamos pero pocos ofrecen apoyo concreto. Ahora bien, como asesora he apoyado a algunas maestras, propiamente mi último trabajo de asesoría en un colectivo me permitió aportar algunas ideas en el diseño de un instrumento que permite a las docentes ir haciendo registros en una hoja Excel con un orden cronológico, una organización por campos formativos y un apartado para generar sus valoraciones en los momentos de corte; todo ello surge a falta de los mismos registros y de una secuencia lógica entre unos y otros, expedientes desorganizados puesto que carecían de fechas y datos específicos que sirvieran como verdadera evidencia para hacer un juicio (tal como indica el proceso de evaluación de los aprendizajes). Este trabajo fue el producto de varias visitas, un conocimiento profundo de las prácticas de las docentes y por supuesto diversas reuniones con discusión a nivel profesional acerca de las necesidades especificas de cada una. Me parece importante que no se estandarice un apoyo de este tipo, sino parta de una realidad de cada docente y respetando sus estilos de enseñanza y por ende de evaluación
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