LA CULTURA ME EXTENDIÓ LA MANO PARA RESOLVER EL PROBLEMA DE DROGAS EN LA ESCUELA

Por Carmen Lucero Aguilar Baranda (Entrevista al director Jorge Venalonzo Camacho, realizada en febrero del 2020)

¿Cuántos años tiene como director de secundaria y qué problema de convivencia y social generado en el exterior identificó en la escuela que representa?

Soy director desde hace diez años en una escuela secundaria. Hace unos meses enfrenté una situación complicada dentro de las instalaciones escolares. Junto con mi equipo de trabajo nos dimos cuenta de que los muchachos cometían ilícitos, principalmente usando drogas. Nos dimos cuenta de que los jóvenes eran manipulados por personas externas a la escuela y que estaban reflejando esas conductas en el interior de las aulas. En ese momento eran tres muchachos. En un par de meses más eran 74 estudiantes los que se integraron a ese grupo. Cabe señalar que el total de la escuela son 360 estudiantes.

Tuvimos que tomar decisiones puntuales. Sin decir lo que estaba sucediendo, porque representaba desatar una psicosis en la propia institución y obviamente podríamos tener complicaciones con padres de familia, tuvimos que reaccionar con mucho tacto. Tratamos de no exagerar las causas para tomar decisiones precisas con los muchachos, porque unos estaban más implicados que otros; para algunos era su primera vez. Informamos a las autoridades locales competentes y tomamos decisiones poco a poco. Apareció algo en el camino que me permitió encontrar soluciones: la llegada de cinco maestros nuevos (en total somos 19).

¿Por qué fueron especiales estos maestros que se incorporaron?

Estos maestros tenían una misión: venían inspirados en el servicio docente, algo que todos los directores siempre buscamos en las escuelas. Buscaban el acercamiento de la escuela hacia la comunidad, por lo que empezamos a trabajar en un proyecto de arte y cultura que nos permitió mantener ocupados a los muchachos. Otros personajes de la escuela se sumaron a éste plan desde su propia función: los maestros de español más los de cívica y ética que comenzaron a darle otra visión. Éste empezó en febrero del 2019. Fue interesante porque sin enfrentarnos a las reacciones de la gente, que hace daño a los jóvenes, los muchachos fueron encontrando luces en su camino.

Reconozco el trabajo que desarrollaron los maestros recién ingresados. Entendieron lo que queríamos como escuela: rescatar a los muchachos, sobre todo darles oportunidad para que pudieran continuar con su formación académica. Ésta iniciativa pudo haber sido desde el ámbito académico: español, matemáticas, etc., pero fue arte y cultura, una herramienta que no había visto que podría ser enriquecedora. El proyecto lo impulsó el maestro de arte, Damián, y otra docente de formación de CONAFE que impartía español. Así fue como el colectivo docente se sumó en su totalidad; entre todos, poco a poco se fueron convenciendo y haciendo lo que realmente era conveniente para los muchachos.

Nuestra localidad tiene un puerto comercial. Los murales que pintaban los muchachos se podían observar desde los barcos que arribaban al puerto. Los capitanes de los barcos se acercaron a pedir murales de publicidad al maestro Damián. Él, junto con los estudiantes, se los daban, pero como pago pedían pinturas, papel especial, tintas, madera y diverso material de trabajo que usaban los jóvenes para que siempre tuvieran con qué seguir pintando. Eso entusiasmó mucho a los muchachos, porque iban a su clase con ganas de proponer, de crear y de expresarse.

En las charlas que tuvo con el personal docente para solucionar el problema ¿Qué recomendaciones resaltó?

Como director soy muy directo. Le dije a mis compañeros que estamos para servirles a los estudiantes, tenemos que hacer lo posible para que los muchachos encuentren los medios, los motivos para poder, el día de mañana, aspirar a pisar un tecnológico, una universidad y ser egresados de éxito. Sin embargo, hay un pendiente que nos queda todavía en la agenda. Desgraciadamente, porque aún me duele, por cuestiones de dinámica de las reformas educativas que sigue la SEP, los cinco maestros que acababan de ingresar ya no están conmigo; por el proceso de contratación se fueron a otras comunidades.

Usted ha participado en diversos cursos, talleres, diplomados, etc., donde se habla de los diferentes tipos de liderazgo directivo ¿Con cuál se identifica?

Escuchando a los teóricos de la educación me quedo con la reflexión. No sé si soy un líder en mi escuela, lo que sí pienso es que ojalá que las autoridades superiores pudieran preguntarme ¿con qué personal te quedas? pero parece ser que (nosotros los directores) tenemos que trabajar con lo que tenemos y lo que nos den. Uno tiene que poner en práctica todos los elementos de experiencia para ir retomándolos y continuar con la jornada, con todo aquello que nos permita realmente darles oportunidades a los muchachos. A veces me quedo con mal sabor de boca, como con el tema del maestro Damián, quien impulsó el proyecto de arte y cultura. Él lo encabezó, lo trabajó de manera extraordinaria y ahora trabaja en otra institución. Ahora tendré que buscar mecanismos para hacer un convenio interinstitucional para que pueda continuar trabajando con los jóvenes; ahí está el reto: ¿cómo lograrlo?

Compártanos las ideas que puso en práctica para solucionar el problema y ¿cómo apoyó las iniciativas surgidas del proyecto de arte y cultura.

Sobre los casos complejos de los muchachos, con los que inicié mi relato, sucedió lo siguiente: cuando empezamos a trabajar con el proyecto de arte y cultura ellos fueron complementando su tiempo con otras actividades. Fue un proceso, incluso intervino un grupo de trabajo del DIF. Ellos dieron alternativas y fueron formando grupos de reflexión con los maestros. No sé en qué momento ocurrió que de todas las estrategias que tuvimos -pero estoy claro que arte y cultura fue un parteaguas en esa toma de decisiones- nos permitió acercarnos más a los intereses de los muchachos, descubrir sus inquietudes e identificar por qué se estaban comportando así. Descubrí muchas cosas, por ejemplo, que la mayoría de los papás de los muchachos son también personas jóvenes.

Una ocasión recuerdo que una mamá con dos chiquillos en nuestra escuela consiguió una pareja y   formaron una familia. Eso parecía estar muy bien, pero sucede que en un lapso de dos meses los chiquillos estaban vendiendo droga, acompañados de esa persona que llegó a su familia. A los padres hay que escucharlos porque toman decisiones que van mucho más allá de nuestra propia competencia. En este caso hablé con la mamá, le dije que ella había cambiado con sus hijos de 14 y 15 años; que podía seguir cuidándolos con la fortaleza que lo había hecho hasta ahora y no ocupaba a nadie a su lado para sacarlos adelante, que nos permitiera como escuela por lo menos formar a sus hijos en un camino de bien.

Le dije que, si veía que esa persona le estaba haciendo daño a sus hijos, tal vez no debía denunciarlo, simplemente dejarlo y encontrar por ella misma alternativas de corrección, así como nosotros dentro de la escuela. Tuve que separar un tiempo de la escuela a uno de esos chicos para que ella estuviera más cerca vigilándolo y él entendiera que estaba equivocado. Yo pensaba que cuando él le pedía a su mamá salir a una tarea aprovechaba para hacer otras cosas. Un hijo de esa joven madre terminó la secundaria y ahora está en la preparatoria, pero seguimos con el otro batallando por su carácter. Logramos que este año participara en los encuentros de deportes; acaba de ir al de atletismo. Le fue muy bien. Esos problemas están siempre ahí, por eso en la escuela siempre hay que plantearles alternativas al padre de familia y a los muchachos.

Yo les digo a las familias: “¿de qué manera nos podemos ayudar? Quiero que me ayudes con mis estudiantes y yo ¿cómo te puedo ayudar con tus hijos? ¡Dime y le entramos!, conmigo van a estar uno, dos, tres años, ¿contigo? ¡toda la vida!”.

Sabemos que usted realiza un diagnóstico al inicio del ciclo escolar ¿De qué le sirvió esta información para reflexionarla con su equipo docente en sus Consejos Técnicos?

En el diagnóstico encontramos que sólo 15 por ciento de los chicos vivían con papá y mamá, el resto (85 por ciento) vivían con una sola figura: o abuelo, o abuela, o sólo mamá, o con hermano mayor, o con el padrino. En cada generación la tarea que tengo es arrebatarlos de esos grupos de gente mala, que quiere echarlos a perder, a los que más pueda. Algunas amistades o conocidos me dicen a veces que me mueva de ahí porque hay mucha problemática. Ha de ser mi forma de ver la vida y de luchar, es una comunidad que vi crecer, que la entiendo, que la comprendo, no me quiero ir.

He dicho, no quiero formar seguidores, ni que me vean bien, sino formar personas que puedan tomar iniciativas y hacer cosas buenas por los muchachos. Quiero que las personas que están a mi lado tengan la capacidad y liderazgo suficiente para poder influir en estas personas y podamos ser un equipo muy fuerte y sólido.

¿Organiza a la escuela en torno a un proyecto de trabajo en cada ciclo escolar, cómo lo hace?

Creo que todos vamos aprendiendo con la experiencia, la verdad trabajo con un equipo de maestros muy comprometido, cada ciclo escolar les digo a cada uno, ¿tienes proyecto?, ¿cuál es tu proyecto para este año? Posteriormente los junto en la Academia, ¿qué proyecto tienen como Academia? ¿es factible? ¿lo podemos realizar? Después les pregunto a todos ¿qué proyecto sería conveniente para la escuela? Tomamos uno de los individuales o uno de los presentados por la Academia para que sea el proyecto central de la escuela, y decimos ¿de qué manera lo podemos llevar a cabo? Les digo: los voy a acompañar los primeros días para ver cómo arranca, pero de ahí en adelante este proyecto es de ustedes y ustedes tienen que hacer las gestiones necesarias para que este proyecto sea exitoso. No son criterios míos, son de ustedes, para que cuando llegue el momento puedan sumarse al esfuerzo de la escuela; los créditos son de ustedes, las broncas son de la dirección, porque estoy validando un proyecto al que le estoy dando luz verde. Cuando las cosas se pongan complicadas avísenme, si las cosas están bien bonitas ustedes sigan aprendiendo, pero hay que documentar lo que están haciendo; ahora mismo tengo un proyecto en puerta, espero lo logremos concretar.

De acuerdo a su experiencia ¿cuáles son las recomendaciones que comparte con el personal docente?

A ellos les digo que hagamos de las cosas ordinarias, cosas singulares -extraordinarias-, porque son las que ocupan nuestros chamacos. Esas pequeñas cosas hagámoslas sensacionales para que puedan encontrarse con su futuro y con un proyecto de vida. En la escuela tenemos estudiantes que tienen ganas de trascender, mas no tienen los espacios ni las oportunidades, cuando se les brindan encuentran triunfos en todos los campos. Lo hemos visto, han ganado en el deporte, en ciencia, en cultura, en cualquiera de las actividades que ellos desarrollaron.

¿Cómo estaba la escuela cuando usted llegó a la función directiva y qué logros han obtenido?

Cuando llegamos a la función directiva en este lugar, la escuela estaba ranqueada en el antepenúltimo lugar del Estado, sólo arriba de dos escuelas vespertinas, muy lejanas. Les dije a los muchachos: estamos focalizados: la infraestructura de la escuela está destruida además, les dije tenemos que trabajar, le echamos ganas y nos vamos a formar, vamos a ir a un montón de cursos, si sale todo bien hasta nos van a pagar, es cuestión de actitud de cada uno de nosotros; tres años nos vamos a dar para revertir todo eso, no va a ser de la noche a la mañana.

Logramos ver nuestro trabajo en dos años; la escuela quedó arriba de la media. Eso se dio porque seguimos el proyecto de “relación tutora” de la telesecundaria, donde los chicos avanzados apoyaban a los más atrasados; los maestros tenían una resistencia tremenda a participar. Ahí nos dimos cuenta que teníamos excelentes muchachos porque con la ayuda de ellos logramos reconocimiento nacional; ese proyecto fue diseñado para escuelas muy pequeñas y nosotros teníamos más de 400 muchachos. Incluso, fueron a Nayarit y Querétaro nuestros muchachos, maestros y padres de familia para enseñarles cómo le hicimos.

También en ese entonces se llevaban a cabo concursos tecnológicos, académicos y deportivos entre las secundarias; así llegamos a ganar el tercer lugar estatal en varias disciplinas. Tengo que reconocer que mis maestros y muchachos son muy inquietos, empezamos a trabajar en el medio ambiente y expusieron sus proyectos a nivel nacional. Es decir, participamos en alternativas de otras instituciones que nos dieron la oportunidad de trabajar con grupos de 30 a 40 muchachos. Así logramos que maestros y estudiantes asistieran a ocho concursos nacionales y cuatro internacionales. Tres veces se fueron equipos de trabajo a Costa Rica y una vez a Brasil. Esos logros son de una comunidad de la que se dice mucho y por el contexto, donde pocos quieren ir a trabajar con nosotros.

¿Cómo ve a su escuela ahora, en qué tiene que seguir trabajando?

Tengo como propuesta ocupar más a los varones, me queda muy claro que las mujeres son más trabajadoras, los varones juegan a ser pescadores. Digo que juegan porque si les va mal, no hay problema, tienen a su mamá que sale a trabajar y les da el sustento diario. Pretendo que los varones logren identidad, que sean los responsables de la propia comunidad, vamos a darles esa oportunidad y voy a impulsarlo con un torneo de beisbol. Practicarán de lunes a jueves, participarán 160 muchachos para que se mantengan ocupados de 15:00 a 18:00 horas. Además, servirá para detectar futuros locutores, comentaristas y analistas que pueden incursionar en las redes sociales, radio y televisión. Esto se vinculó con el plan nacional de lectura, con la comisión de educación física y los deportes.

Tenemos la logística definida, como se ocupa dinero y no tenemos muchos recursos económicos tengo que tocar puertas para convencer a las autoridades que nos regalen todo lo que ocupamos. Ésta es una escuela que no cobra cuotas, lo que inventamos es una tienda escolar y no alcanza para todo; tengo fe que en una semana estaremos iniciando con ese torneo. No sé qué va a resultar, pero seguro que será algo bueno. Yo estoy muy satisfecho del compromiso que siempre expresan mis compañeros maestros con los que trabajo.

¿Cómo quiere ser recordado cuando se cambie o se jubile?

Cuando me vaya de la escuela quiero dejar un espacio donde los jóvenes de mi comunidad se puedan formar, que tengan el deseo de llegar a esa escuela y que sepan que ahí van a encontrar muchas luces donde puedan iluminar su trayecto de vida el día de mañana, he crecido profesionalmente como Director en esa comunidad, la conozco, la quiero mucho y quiero hacer lo posible para que a ellos les vaya bien.

¿Cómo ha logrado mejorar la infraestructura? En ese aspecto ¿qué pendientes tiene?

A la escuela la recibí mal en lo correspondiente a lo académico y mal en la infraestructura, pero con el apoyo de las autoridades educativas, de los gobernadores, sobre todo, hemos rehabilitado el 80 por ciento del total del plantel; nos queda por componer un edificio. El subdirector me está apoyando, estamos por construir una cafetería y un comedor digno, además vamos a iniciar con la planta purificadora de agua porque esta escuela es también albergue en contingencias.

¿Por qué la escuela es apreciada, cuidada, usada por la comunidad?

Desde el primer día que llegué dije que iba a tocar puertas para pedir porque iba a abrir las rejas de la escuela de par en par a la comunidad. Cada año se capacitan cerca de 800 hombres que trabajan en el mar, lo hacen en nuestras aulas -y así hacen un poquito más de caso a la escuela-. Tenemos más de 260 adultos mayores que reciben instrucciones, capacitación y apoyos económicos. Es una institución abierta, también las personas con discapacidad nos piden espacios para diferentes eventos; aunque no tenga condiciones para ellos ni rampas, también se las prestamos.

En las inscripciones de febrero del 2020 para el ciclo escolar 2020 – 2021, vimos que nos iban a llegar dos alumnos que no ven. Es el reto que tenemos próximamente porque no tenemos ni infraestructura, ni capacitación para atenderlos. Me gustó ser docente, pero también me gustó ser director, especialmente para tocar puertas. Me siento pleno, lleno; el día que pierda la capacidad de reírme de las ocurrencias que tienen los muchachos o de los problemas y chuscadas de los maestros mejor me voy a hacer otras cosas, por lo pronto seguiré hasta que Dios me preste vida: divirtiéndome, llorando, con las broncas y las alegrías de mis muchachos.

libroarte1

Author: Innovación y Asesoría Educativa AC

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